Castelli y Rodríguez concurrieron al Fuerte para hablar con el virrey Cisneros, quien los atendió en pleno almuerzo. Los criollos le dijeron que, dada la gravedad de la situación, era necesario llamar a un Cabildo Abierto, es decir, una asamblea de vecinos para decidir qué hacer. Cisneros prometió analizar la solicitud pero, en realidad, intentaba ganar tiempo.

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